Acumuladores de calor
Los acumuladores de calor (emisores térmicos): emplean energía eléctrica para producir y almacenar calor para después liberar la energía calorífica cuando se necesite con un flujo regulable.
Están compuestos por unas resistencias eléctricas que calientan un núcleo acumulador formado por placas de material refractario con un aislamiento térmico para conservar el calor en el núcleo y limitar la temperatura del exterior del aparato, así como sistemas de seguridad y control y dos termostatos, uno para regular la carga y otro para la emisión de calor. El aire frío entra en el aparato por una rejilla, pasa por el núcleo acumulador y, una vez caliente, sale al exterior. Los hay de dos tipos: estáticos (el calor se transmite por convección natural) y dinámicos (incorporan un ventilador que fuerza la convección al impulsar el aire a través del núcleo acumulador).
–Ventajas: La instalación es sencilla. Son apropiados para grandes necesidades de calefacción.
–Inconvenientes: La inversión inicial en el equipo es más cara. La recarga se realiza de noche con lo que no se puede regular o adaptar a las necesidades del día siguiente.
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